Recuperando la vitalidad

La realidad que encontramos en la calle nos dice que tenemos ganas de normalidad, y lo cierto es que, conversando con la gente y observando cómo se desarrolla la actividad ciudadana, la pandemia sigue estando presente en las conversaciones, pero la vitalidad y el optimismo se están recuperando.

Los malos datos de paro remiten lentamente; en el último mes, respecto del año pasado (cuando por culpa de la pandemia, tocaba techo) disminuye casi un 18% el número de parados. Todavía estamos lejos de tener una cifra óptima, pero volvemos, al menos, a donde estábamos antes de este profundo golpe.

No voy a obviar que no es tan simple volver a la realidad anterior a la pandemia. La afectación a empleo, comercio, empresas, vulnerabilidad social, tardará en recuperar impulso. Pero a nivel local pusimos en marcha una serie de medidas de contención ya durante el 2020, muchas de las cuales siguen vigentes este año, que en algo han contribuido. Ayudas, exenciones, subvenciones a sectores más afectados, y profundizar en los planes de empleo; precisamente durante este año el Ayuntamiento ya ha creado un centenar de plazas de estas características, para ofrecer formación y un sueldo a personas que lo necesitan, durante períodos de 9 o 12 meses.

También esperamos que las inversiones previstas a nivel general con la llegada de fondos europeos vinculados a la recuperación signifiquen un estímulo que revierta tanto en los municipios como, especialmente, en las personas.

A todo ello, a esta normalidad, ha contribuido –y es importante recordarlo- que el ritmo de vacunación ha cumplido los objetivos, a pesar de que estas últimas semanas se haya ralentizado. 67.581 residentes en Cornellà ya tienen la dosis completa, eso es el 75% de la población. Pero teniendo en cuenta que más de 8.000 habitantes de Cornellà son menores de 12 años, el porcentaje real sobre la población objetivo es incluso mayor, superaría ya el 82%. Por supuesto, es importante llegar al máximo posible de personas, superando reticencias, y más con las facilidades que tenemos ahora. En ese sentido, pienso que contar con la Fira de Cornellà como uno de los centros de vacunación más grandes de Catalunya, fue un acierto, por eso lo ofrecimos con celeridad. Ahí se han podido vacunar, protegerse a ellos y proteger a su entorno, centenares de miles de personas, algo excepcional. En algún momento, también deberá volver a la normalidad.

En este momento, decía, estamos recuperando la vitalidad. Sin olvidar, sin que las lecciones del pasado –tan reciente- nos dejen todavía pasar página: tocará reaccionar con rapidez si las cifras empeoran. Pero la realidad es que debemos ser capaces de volver sin miedo a nuestra vida, a nuestra actividad, a nuestro día a día. Que lo poco que todavía queda por ser “como antes”, se normalice también y se empape esta vitalidad.