La Obra Social "la Caixa" presenta en Cornellà de Llobregat la exposición Iberos: nuestra civilitzación antes de Roma

La Obra Social "la Caixa" presenta en Cornellà de Llobregat la exposición
Iberos: nuestra civilitzación antes de Roma

Dues grans torres que simulen l'entrada a un antic poble ibèric flanquegen l'inici de l'exposició, on s'hi troba la reproducció a mida real de la Gran Dama Oferente del Cerro de los Santos (Albacete). El descobriment d'aquesta escultura, juntament amb el de la Dama d'Elx el 1897, va desvetllar a tot Europa l'interès per la cultura ibèrica.

La península Ibérica recibe su nombre de la primera cultura que presentó una cierta homogeneidad a partir de la existencia de una estructura social y económica común, que se desarrolló a la costa mediterránea del sur de Francia y España. Esta civilización se asentó en el Languedoc meridional, Cataluña, parte de Aragón, Valencia, Murcia y extensas zonas de Andalucía. Griegos, fenicios y cartagineses influyeron de forma determinante en la formación de la cultura ibérica.
Losiberos planificaron cascos urbanos dotados de importantes fortificaciones; crearon un arte propio que se desarrolló a lo largo de cinco siglos; compartieron una misma lengua con su correspondiente escritura, y crearon una economía monetizada que permitió explotar riquezas agrícolas, ganaderas y mineras del país, aconteciendo la admiración de las grandes potencias mediterráneas de la época y a la vez su modelo.
La exposición Iberos: príncipes, guerreros y artesanos presenta reproducciones científicas de piezas singulares de esta cultura milenaria como recurso museográfico, además de mostrar varias escenografías que ambientan escenas de la vida cotidiana en un poblado ibérico y que se distribuyen a partir de los seis ámbitos que componen la muestra: el contexto histórico, la organización militar y las formas de gobierno, la vida cotidiana, la escritura y el comercio, el urbanismo y la arquitectura, y la religión y el mundo funerario.

El contexto histórico
Después de acceder a la exposición a través de las dos torres que simulan la entrada a un poblado ibérico, y que reproducen la muralla íbera de Castellet de Banyoles a la localidad de Tivissa (Tarragona), el visitante puede conocer, a manera de introducción, el contexto geográfico y cronológico en que se desarrolló la cultura ibérica a partir de la proyección de un audiovisual, en el cual se muestran los antecedentes de los íberos, sus influencias externas y las invasiones a qué fueron sometidos. Del mismo modo presenta, mediante un mapa, los principales poblados ibéricos descubiertos hasta nuestros días distribuidos a lo largo de la costa mediterránea y de la zona meridional de la península Ibérica, desde Andalucía hasta el sudeste de Francia.

La organización militar y las formas de gobierno
El pueblo íbero no fue sustancialmente guerrero y no disponía de ejércitos muy formados. En periodos de convulsión y en ciertas ocasiones, como cuando actuaban de mercenarios de cartagineses y romanos, tuvieron que tomar las armas y luchar para defender sus intereses. En esta sección se muestra la organización militar de los *ibers: las estrategias de combate, las instituciones guerreras, la arquitectura *bèl•*lica y el equipamiento de caballeros y soldados.
La sociedad ibérica era una sociedad fuertemente jerarquizada. Para asentar y legitimar su poder, los príncipes íberos crearon su propio mito heroico: representaciones idealizadas de guerreros a caballo, enfrentados a enemigos humanos o a animales fabulosos, aparecen entre las esculturas del *Cerrillo Blanco de Porcuna, en Jaén, descubrimientos a mediados de años setenta.
Se pueden observar los diferentes estratos de la sociedad ibérica, mediante una serie de esculturas idealizadas de personajes tales como una sacerdotisa, un guerrero aristócrata, un comerciante, un artesano y, finalmente, una campesina.

La vida cotidiana
En este ámbito se muestran las actividades que los íberos desarrollaban a lo largo del día y los enseres que utilizaban en las tareas más importantes, en concreto, la agricultura, la ganadería y la industria textil.
Los íberos desarrollaron nuevas técnicas agrícolas relacionadas con los adelantos de la metalúrgia del hierro y del turno cerámico. Los cultivos más frecuentes entre la cultura *ibera eran los cereales, el olivo y la viña. En este sentido, los *ibers utilizaron el molino rotatorio tanto para la molida de cereales como para producir aceite.
A la exposición se puede contemplar una reproducción de uno de estos molinos junto a varias ánforas de boca plana para la conservación y el transporte de aceite, vino y cereales. Un telar de bastidor y reproducciones de herramientas y objetos de la vida rural son algunos de los elementos que también se exponen.
Esta muestra dedica una atención especial a la cerámica y la metalúrgia. Por su abundancia y variedad, los restos y piezas de cerámica que han llegado hasta nuestros días son un importante instrumento con el cual cuentan los arqueólogos para datar los yacimientos.
Bronces, terracotas y cerámicas comparten el mismo tipo de decoración esquemática y de detalle que ofrece información sobre los vestidos, la gestualidad, las costumbres y las creencias religiosas de los *ibers.

La escritura y el comercio
Las inscripciones que se han encontrado en vasos, monedas, plomos, cerámica o piedra permiten conocer algunas palabras de la *iber, una lengua *preindoeuropea de un grupo muy antiguo del cual no restan vestigios en lenguas conocidas. El alfabeto ibérico estaba formado por unos signos que representaban letras y otros que representaban *síl•*labes. Paradójicamente, conocemos el sonido de la grafía ibérica pero no su sentido.
Un signo de la existencia de un comercio consolidado es la aparición de las monedas a partir del siglo III. Las primeras acuñaciones imitaban las monedas griegas y fenicias de las colonias de Marsella, Empúries y Roses.
La distribución de los productos con que se comerciaba a través de la geografía ibérica dio origen a la primera vía de comunicación que recorrió la costa mediterránea: la Vía Heraklea o Camino de Anníbal, que más tarde se convertiría en la Vía Augusta.

El urbanismo y la arquitectura
En el mundo ibérico, el poblado es el centro de poder y de redistribución económica. Al suyo cercando se construyen murallas y sofisticados sistemas defensivos. Con el nombre de oppidum se conocen las grandes aglomeraciones fortificadas, generalmente construidas en zonas altas. Las maquetas de los poblados de Puente *Tablas en Jaén, Tejada Vieja en Huelva, y Puig Castellar en Barcelona son tres ejemplos de ordenación urbanística que se muestran a la exposición.
Un elemento expositivo de gran impacto en este ámbito es la reproducción a escala real de una vivienda ibérica, una casa de planta rectangular, construida con blandas y cubierta con techo plano.
La exposición también presenta algunas maquetas de construcciones especializadas como palacios y sienes, edificios que respondían a las necesidades sociales y religiosas de la vida col•lectiva.

La religión y el mundo funerario
Los íberos empezaron a crear espacios destinados a la deposición de los difuntos formando verdaderos cementerios.
Esta civilización incineraba los difuntos sobre piñas de leña junto con sus pertenencias más significativas. Los restos del difunto que no eran consumidas por el fuego se purificaban mediante el ritual del lavado y posteriormente se introducían, por norma general, en una urna de cerámica que se depositaba dentro de la tumba. Un caso excepcional es la estatua de la Dama de *Baza (Granada), sobre el trono de la cual se excavó un orificio para introducir los huesos quemados.
A la exposición se reproducen la mencionada escultura funeraria y su ajuar, colocados tal como se encontraron entonces. Esta pieza muestra tanto la complejidad del mundo funerario como la carga ideológica que contendía.
En este ámbito, también se expone la reproducción a escala real de dos de las piezas más conocidas de la cultura ibérica: la Dama de Elche (Alicante) y la Bicha de Balazote (Albacete).

 

 


Cornellà de Llobregat, 15 de març de 2012

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