IA versus progreso moral
El viernes dimos comienzo a una nueva edición del Cornellà Creació con un interesante face to face entre el rector de la UB y catedrático de la Facultad de Psicología, Joan Guàrdia, y el doctor en Derecho y director del Fòrum de Humanismo de Esade, José María Lassalle. El tema: la sociedad de la complejidad, sus virtudes e inconvenientes y si supone un cambio de paradigma social.
Tuve el privilegio de compartir con ellos impresiones e ideas, conversamos durante largo tiempo y el viernes expusieron sus teorías y análisis, profundizando sobre Inteligencia artificial y su influencia en el presente y el futuro de la humanidad.
Como subrayé en el inicio de este encuentro, es fundamental en este escenario que se nos plantea cultivar el diálogo y ejercer el respeto. El progreso moral es fundamental en este nuevo mundo que se está generando: es crucial educar a nuestra mente en el progreso tecnológico, pero debe ir acompañado de un progreso moral. Sin él, se dibuja una clara ausencia de crecimiento y se genera desigualdad social.
El conocimiento nunca debe tomar asiento, debemos concretar en qué términos situamos nuestras miradas, debemos generar herramientas colectivas para huir de la sumisión tecnológica. En este sentido, el conocimiento del sentido común se hace imprescindible para comprender la verdad de lo que estamos viendo.
El diálogo entre estos dos intelectuales se inició al hilo de estas reflexiones. Joan Guàrdia introdujo el tema de que la tecnología hasta nuestros días siempre había significado mejoras en la calidad de vida y en la automatización de procesos, pero ahora la tecnología digital modifica o impulsa nuevas formas de relacionarnos con el mundo. Por su parte, Lassalle puntualizó en este extremo que hasta nuestros días la tecnología había sido facilitadora de la acción humana, pero que ahora se desborda esta referencia: ‘dentro de todas las tecnologías de la revolución digital, la IA provoca una nueva frontera para la que no tenemos propósito ni gobernanza y eso nos provoca inquietud, porque es una herramienta que le disputa al ser humano la capacidad de pensar, replica el pensamiento sin nuestras incertidumbres y errores. Perder la hegemonía intelectual nos provoca sensación de vértigo’.
La sesión abordó la IA desde muchos puntos de vista. Ambos pensadores concluyeron que, en la evolución del individuo, el gran reto que se nos genera es ‘volver a poner el foco en la cultura y en la sabiduría’ como herramienta para proteger a las futuras generaciones y para ello, es vital reinventar la forma de educar desde edades tempranas.
Considero que no debemos tener miedo a la tecnología, pero debemos saber gestionarla. En el centro de este debate encontramos, entre otras cosas, el libro, como gran continente y el eje del contenido y del conocimiento de la humanidad. El progreso moral es todo eso, ejercer la capacidad crítica, dialogar, aprender, entender, conocer, compartir conocimiento y abordarlo desde la perspectiva de la comunidad, para compartir unos valores que nos permitan tener herramientas para formular preguntas y articular respuestas desde la reflexión tranquila, sin miedo y con el convencimiento de que podemos establecer mecanismos para que esta tecnología sea, una vez más, una herramienta para progresar colectivamente.
Me niego a decir ‘te quiero’ a través de un emoticono, a saludar con un gif o a felicitar a alguien con un mensaje. Nuestra fortaleza como seres humanos reside en las emociones, en decir te quiero con un abrazo o con una mirada, en llamar a esa persona querida y escucharla, en aprender de los errores...
Donde mueren los miedos nace la libertad de todos y todas nosotros. Y en ese proceso debemos avanzar juntos.