Paco Orozco nos ha dejado

Hace unos días me comunicaron que Francisco Orozco había fallecido. Irremediablemente, me vinieron a la cabeza los años finales de la dictadura, cuando conocí su energía y empeño en mejorar la educación en nuestra ciudad, y cuando esta se encontraba con grandes déficits en equipamientos escolares. Su implicación fue más allá de la reivindicación por obtener nuevos edificios, porque concentró y amplió su compromiso para combatir el fracaso escolar, ya en aquella época.

Fue también uno de los grandes impulsores de las primeras asociaciones de padres y madres que reclamaron la participación activa de las familias en el funcionamiento de los centros educativos. Su labor fue innovadora en aquél momento, logrando nuevas metas, abriendo nuevos horizontes que hoy se han consolidado; como la presencia de las familias en los consejos escolares, o la reducción de los costes en los libros de texto, a través de las fórmulas de cooperativas o del intercambio. A mediados de los años ochenta, el activismo de Francisco, o Paco, como le conocíamos la mayoría, le hizo convertirse en un referente del movimiento asociativo de Catalunya por la defensa de la educación pública.

En estos últimos años, nos vimos en alguna ocasión, y en uno de esos encuentros descubrí en él nuevas energías de compromiso. Ahora, hacía tiempo que no le había visto, desde que decidió regresar a Úbeda, pero su pérdida me ha abocado a recordar que, sin él, entre otros, el presente de nuestra ciudad probablemente no sería igual, sobre todo en ese ámbito tan determinante para las personas como es la educación.

Recordaré la influencia de su energía, el vigor de la persona comprometida con esta ciudad, su huella seguirá presente en nuestra historia. Como alcalde, y como ciudadano, agradezco y reconozco la labor que llevó a cabo, y que continuará presente en nuestra memoria comunitaria, como un referente imprescindible. Descanse en paz.